A poco menos de un mes de las celebraciones que en México se realizan como son el la noche de brujas o hallowen, todos los santos y día de muertos, los mercados tanto establecidos como informales comienzan a ser invadidos por los colores, formas y aromas.
Por un lado se celebra la noche del 30 de octubre una tradición que para muchos mexicanos es pagana y extraña a nuestras tradiciones, pero que sin embargo cientos de niños, jóvenes y adultos celebran la noche de brujas en medio de convites y recorridos por las calles, tocando puertas pidiendo “dulce o travesura”. El símbolo es la calabaza que en México llamamos de casco, y que se caracteriza por su color naranja.
Al amanecer el día primero de noviembre comienza con la conmemoración cristiana de “Todos los santos” en la que se honra a todos los santos y mártires de la Iglesia, así como a las almas que, habiendo superado el purgatorio, disfrutan de la vida eterna en presencia de Dios. En la tradición cristiana se celebra con misa en la que se pide por las almas y su eterno descanso.
Ya para el dos 2 de noviembre conocida como el “día de muertos” la fiesta es popular, se edifican altares de muertos, el cempasúchil y crisantemos muestran sus colores, las fotografías de los seres queridos se desempolvan, calaveritas de azúcar, amaranto invaden los cementerios, y todo un pueblo se vuelca a visitar y honrar a sus deudos.
Los mercados se convierten en romerías de colores, sabores y olores, los centros comerciales desde ahora poner a disposición de su clientela calabazas de diversas formas y colores.
Entre paganismo y devoción cristiana en Chihuahua y México se honra la vida y la muerte, aunque los días restantes del año, el mexicano vive envuelto en sus propias romerías que aquejan su cotidianeidad.

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